La química establecida entre Macnee y Rigg es irresistible, el humor (un humor típicamente sesentista es decir muy desenfadado y al mismo tiempo inglés -es decir muy imaginativo y elegante, sin chocarrería-) se desborda en un sin fin de personajes la imaginación supera cualquier cota predecible entrando de lleno en la ciencia-ficción más delirante; y los modelitos de Mrs. Peel minifaldas o ceñidos conjuntos deportivos, los "catsuits" que harían historia. Los Vengadores se convierten, junto con los Beatles, la minifalda o la estética "pop", en uno de los pilares del llamado "Beat Británico".
Llega el color a la serie, disparando el éxito a tal dimensión, que consigue lo que parecía imposible en aquellos tiempos: las cadenas televisivas estadounidenses se interesan por emitirla. Es la primera vez en la historia de la televisión en la que una serie británica consigue entrar en el mundo de la TV de EUA.
Diana Rigg, siguiendo el camino de sus predecesores, decide abandonar la serie en su mayor momento de gloria, estimulada (al igual que Honor Blackman) por una oferta proveniente de los productores de James Bond, que la quieren para su nuevo film: "Al servicio secreto de su majestad".
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