KIRK DOUGLAS
Nació el 9 de diciembre de 1916 en Amsterdam, Nueva York, procede de una modesta
familia de emigrantes rusos judíos. En un primer momento cambió su nombre por el
de Isidore Demsky. De 1930 a 1934, montó, dirigió e interpretó todo tipo de
obras. Al mismo tiempo trabajó como dependiente de comercio y ayudó así,
también, a pagarse la matrícula en la Universidad de St. Lawrence, donde se
manifestó aplicado y trabajador, especialmente en deportes y arte dramático.
Siguió cursos de filosofía, química, literatura inglesa y alemán, y obtuvo la
graduación en Letras. Al terminar sus estudios universitarios marchó a Nueva
York, donde consiguió una beca para la Academia Americana de Arte Dramático,
donde permaneció hasta 1939 y conoció a Lauren Bacall. Debutó en Broadway en
1941 y sirvió en la marina en 1942-43, antes de volver a Broadway por hacerse
cargo de dos papeles creados para Richard Widmark. Su gran oportunidad por estas
fechas la tuvo al sustituir a Richard Widmark en la comedia ?Kiss and Tell?. Fue
Lauren Bacall que le recomendó al productor Hal B. Wallis para que que debutara
en el cine. En 1946 emprendió la conquista de Hollywood con ?El extraño amor de
Marta Ives?, de Lewis Milestone, donde intervenían como protagonistas Barbara
Stanwyck y Van Heflin. «El hijo del trapero», según se definió, se reveló como
actor en «El ídolo de barro» (1949), de M. Robson, donde encarnó a un boxeador.
Por esta actuación fue nominado al Oscar al mejor actor. Trabaja en «El gran
carnaval» (1951), de B. Wilder y con V. Minnelli «Cautivos del mal» (1952),
donde fue un Van Gogh lleno de pasión en «El loco del pelo rojo» (1954), del
mismo director, y por la que recibió la tercera nominación para un Oscar. En
1955, apenas regresa de Italia de rodar Ulises a las órdenes de Mario Camerini,
Kirk Douglas quiere garantizarse la independencia con la creación de Byrna
Productions, de igual nombre que su madre. Se dice que a partir de entonces no
sólo coprodujo de una u otra manera cuantas cintas interpretó, sino que además
supervisó el montaje de todas ellas. Cuenta con una serie de interpretaciones
memorables: «Senderos de gloria» (1957) y «Espartaco» (1960), ambas de S.
Kubrick; «
«El último tren de Gun Hill» (1959), de J. Sturges; «Un extraño en mi vida»
(1960), de R. Quine; «Dos semanas en otra ciudad» (1962), de V. Minnelli; «El
compromiso» (1969), de E. Kazan, etc. Fue director en «Scalawag» (1972) y «Los
justicieros del Oeste» (1975), un «western». Sus papeles posteriores fueron:
«Furia» (1978), de B. de Palma; «Saturno 3» (1979), de S. Donen; «El final de la
cuenta atrás» (1980), de D. Taylor, etc. Nunca ha conseguido un Oscar, aunque
estuvo a punto de hacerse con él en tres ocasiones, en 1988 le fue concedido el
Premio Anual del Cine Estadounidense, y en junio de 1989 recibió el Premio
especial por su aportación al progreso del arte cinematográfico del Festival
Internacional de Cine de Troia, Portugal. A finales de enero de 1989 estuvo en
España para promocionar su libro autobiográfico titulado, 'El hijo del trapero'.
Luego, publicó su primera novela, 'Dance with the Devil'. En septiembre de 1990,
firmó un contrato con una empresa editora neoyorkina para su siguiente novela.
El 14 de febrero de 1991 sufrió un accidente cuando el helicóptero en el que
viajaba chocó con una avioneta, cerca del aeropuerto californiano Santa Paula.
El resultó con heridas de distinta consideración y rotura de varias costillas,
lo que le mantuvo postrado en cama durante cuatro años con fuertes dolores de
espalda. A finales de los noventa publicó la segunda parte de su autobiografía,
titulado ?Ascendiendo las montañas?, por el que en septiembre de 1999 consiguió
el Premio literario del Festival de Deauvillé (Francia). Alejado del cine desde
que sufrió el accidente de helicóptero y una trombosis, en 1999 volvió para
protagonizar la comedia dramática 'Diamonds', junto con Lauren Bacal. En la
cinta, estrenada en diciembre de ese año, encarnó el papel de un boxeador.
Paralelamente, promocionó su segundo libro infantil titulado 'Young heroes of
the Bible'. Al margen de su actividad cinematográfica, Kirk Douglas es uno de
los portavoces del centro Simón Wiesenthal, especializado en estudios sobre el
holocausto provocado por los nazis. Posee la Orden de las Artes y las Letras,
que le fue concedida en 1979, de la medalla Presidencial de la Libertad (1981),
y de la Legión de Honor francesa, que le fue impuesta en marzo de 1990. En 1958
fue investido doctor honorario en Bellas Artes por la Universidad de St.
Lawrence. En marzo de 1996 fue galardonado con un Oscar honorífico a toda una
carrera dedicada al cine. El actor acudió al acto de entrega visiblemente
deteriorado ya que acababa de sufrir una trombosis que le paralizó el lado
izquierdo de la cara
domingo, 29 de abril de 2012
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UN LARGO Y ARDIENTE VERANO..
RECUERDOS..
MI TV.
MIS SERIES DE LOS 60'
JAMES FRANCISCUS..
EL SANTO"
RUTA 66
EL CUENTO DEL AMOR Y LA LOCURA..
Mario Benedetti
Cuentan que una vez se reunieron en algún lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los seres humanos.
Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso: “¡Vamos a jugar al escondite!”.
La Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad, sin poder contenerse, le preguntó: “¿Al escondite? Y, ¿cómo es eso?”. “Es un juego —explicó la Locura— en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes al que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego”.
El Entusiasmo bailó entusiasmado secundado por la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó convenciendo a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba hacer nada.
Pero no todos querían participar. La Verdad prefirió no esconderse… ¿para qué? si al final siempre la hallaban. Y la Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en realidad lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya). Y la Cobardía prefirió no arriesgarse.
“Uno, dos tres…”, comenzó a contar la Locura.
La primera en esconderse fue la Pereza. Como siempre tan perezosa se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo, y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo que, con su propio esfuerzo, había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzó a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. Que si un lago cristalino para la Belleza; que si una hendida en un árbol, perfecto para la Timidez; que si el vuelo de una mariposa, lo mejor para la Voluptuosidad; que si una ráfaga de viento, magnífico para la Libertad;… Y así terminó por acurrucarse en un rayito de sol.
El Egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio: aireado, cómodo,… pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (mentira, se escondió detrás del arco iris). La Pasión y el Deseo, en el centro de los volcanes. El Olvido,… se me olvidó dónde se escondió el Olvido, pero eso no es lo más importante.
La Locura contaba ya novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve… Y el Drogamor no había aún encontrado sitio para esconderse entre sus flores.
Un millón contó la Locura y comenzó a buscar.
La primera a la que encontró fue la Pereza,… a sólo tres pasos detrás de unas piedras. Después se escuchó la Fe discutiendo con Dios sobre Teología, y a la Pasión y el Deseo los sintió vibrar en los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solo salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed, y al acercarse al lago descubrió a la Belleza. Y con la Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada en una cerca sin decidir aún dónde esconderse.
Así fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una oscura cueva, a la Mentira detrás del arco iris (mentira,… en el fondo del mar). Hasta el Olvido,… que ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas.
Pero, sólo el Amor no aparecía por ningún sitio.
La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, y en la cima de las montañas, y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y pensó: “El Amor, siempre tan cursi, seguro se escondió entre las rosas”. Y tomando una horquilla comenzó a mover las ramas,… cuando de pronto se escuchó un doloroso grito… Las espinas habían herido los ojos del Amor, y la Locura no sabía qué hacer para disculparse. Lloró, rogó, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó en la Tierra al escondite, el Amor es ciego,… y la Locura siempre lo acompaña.
Cuentan que una vez se reunieron en algún lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los seres humanos.
Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso: “¡Vamos a jugar al escondite!”.
La Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad, sin poder contenerse, le preguntó: “¿Al escondite? Y, ¿cómo es eso?”. “Es un juego —explicó la Locura— en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes al que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego”.
El Entusiasmo bailó entusiasmado secundado por la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó convenciendo a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba hacer nada.
Pero no todos querían participar. La Verdad prefirió no esconderse… ¿para qué? si al final siempre la hallaban. Y la Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en realidad lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya). Y la Cobardía prefirió no arriesgarse.
“Uno, dos tres…”, comenzó a contar la Locura.
La primera en esconderse fue la Pereza. Como siempre tan perezosa se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo, y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo que, con su propio esfuerzo, había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzó a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. Que si un lago cristalino para la Belleza; que si una hendida en un árbol, perfecto para la Timidez; que si el vuelo de una mariposa, lo mejor para la Voluptuosidad; que si una ráfaga de viento, magnífico para la Libertad;… Y así terminó por acurrucarse en un rayito de sol.
El Egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio: aireado, cómodo,… pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (mentira, se escondió detrás del arco iris). La Pasión y el Deseo, en el centro de los volcanes. El Olvido,… se me olvidó dónde se escondió el Olvido, pero eso no es lo más importante.
La Locura contaba ya novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve… Y el Drogamor no había aún encontrado sitio para esconderse entre sus flores.
Un millón contó la Locura y comenzó a buscar.
La primera a la que encontró fue la Pereza,… a sólo tres pasos detrás de unas piedras. Después se escuchó la Fe discutiendo con Dios sobre Teología, y a la Pasión y el Deseo los sintió vibrar en los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solo salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed, y al acercarse al lago descubrió a la Belleza. Y con la Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada en una cerca sin decidir aún dónde esconderse.
Así fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una oscura cueva, a la Mentira detrás del arco iris (mentira,… en el fondo del mar). Hasta el Olvido,… que ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas.
Pero, sólo el Amor no aparecía por ningún sitio.
La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, y en la cima de las montañas, y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y pensó: “El Amor, siempre tan cursi, seguro se escondió entre las rosas”. Y tomando una horquilla comenzó a mover las ramas,… cuando de pronto se escuchó un doloroso grito… Las espinas habían herido los ojos del Amor, y la Locura no sabía qué hacer para disculparse. Lloró, rogó, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó en la Tierra al escondite, el Amor es ciego,… y la Locura siempre lo acompaña.
FRASES..
LA VIDA ESTA LLENA DE PEQUEÑAS VICTORIAS Y DERROTAS, PARA TODO LO QUE TOMAMOS CON NOSOTROS, DEBEMOS DEJAR ALGO ATRAS"
VERANO DEL 42
UNA DE MIS PELICULAS FAVORITAS.........
VERANO DEL 42
UNA DE MIS PELICULAS FAVORITAS.........
UN COMENTARIO..
REGALA UN ABRAZO A QUIEN NO CONOCES, AL QUE PIENSES LO NECESITA, O SOLO PORQUE TE NACE, ES LA FORMA MAS SIMPLE DE COMENZAR A CAMBIAR ESTE MUNDO FRIO.....NO CUESTA NADA..
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